sábado, 9 de octubre de 2010

Una culebra que tragaba DINOSAURIOS

Cortesía Tyler Keillor-Bonnie Miljour
En este dibujo se muestra la posición en la que estaba la culebra sobre el nido, esperando la eclosión de los huevos.
 
UN HALLAZGO EN India revela que hace 67 millones de años una culebra de gran tamaño merodeaba los nidos de dinosaurios para proveerse alimento. La lucha por la supervivencia obligó a adaptaciones de parte y parte.

Ramiro Velásquez Gómez
Medellín
Publicado el 9 de marzo de 2010

Primer acto: la culebra espera, enroscada, que el huevo eclosione. Segundo acto: el huevo eclosiona. Tercer acto: nace un pequeño dinosaurio de medio metro. Cuarto acto: de un tirón, se lo traga la culebra. Quinto acto: una tormenta los entierra a todos. Lo que podría visualizarse como una obra de teatro, ocurrió hace 67 millones de años en Gujarat, oeste de India, cuando ese enorme territorio no se había pegado aún a Asia y difícilmente había tiempo para la actuación. Fue Dhananjay Mohabey, del Geological Survey of India, quien en 1987 descubrió los fósiles e interpretó que se trataba de unos huevos de Saurópodos, el gran grupo de dinosaurios cuello largo a los que pertenecieron los Brachiosaurus y los Diplodocus. Asumió, además, que los huesos eran de dinosaurios pequeños. En 2001, Jeffrey Wilson, de la Universidad de Michigan lo visitó y le llamó la atención lo que le mostró, deduciendo que ahí había también huesos de una culebra.

Tras diferentes análisis y de vuelta al sitio donde fueron encontrados los fósiles, se halló una pieza de la culebra que resolvió el acertijo: al disponer todo como había sido originalmente hallado, se veía una culebra enroscada junto a los huevos. Un huevo estaba abierto y había restos de dinosaurio. Las deducciones no se hicieron esperar: esa culebra, nueva para la ciencia y bautizada Sanajeh indicus , medía unos 3,5 metros. Tal parece que se alimentaba no de huevos sino de los recién nacidos. Suculenta cena. El análisis de la estructura de su cráneo, que fue encontrado bien preservado, toda una rareza en estos especímenes, reveló que no le daba la boca para tragárselo, pero sí podía comerse al recién nacido, un pequeño dinosaurio que medía algo así como 50 centímetros al nacer. Podría haber sido que la culebra se especializara en hurgar nidos de dinosaurio, esperando su eclosión. La práctica pudo darse al saberse que los dinosaurios colocaban huevos en sitios comunes, tratando de asegurar la supervivencia de los descendientes, explicó Angela Milner, paleontóloga del Museo de Historia Natural de Londres, no asociada a la investigación. Wilson indicó que en otros sitios de India se han encontrado huesos de culebra en nidos de dinosaurios, lo que indica una práctica frecuente. Para contrarrestar la situación, parece que los dinosaurios evolucionaron una defensa: el crecimiento rápido de las crías, que al año tenían ya un tamaño fuera del alcance de las culebras.

Pero la asociación encontrada no sólo permite esclarecer más la relación entre la fauna del Cretáceo, sino que trae un añadido interesante: India se unió a Asia hace 50 millones de años, su fauna evidencia una relación subcontinental con las regiones sureñas. Esta región se desprendió de la masa continental del sur y emigró al norte, para juntarse a Asia Los parientes más cercanos de Sanajeh se han encontrado en Australia.

Esta culebra tenía poca apertura bucal para haberse tragado los huevos. Su hallazgo permite allegar más información sobre la evolución temprana de las culebras. Las actuales, de boca más grande, son capaces de comer grandes presas dado que poseen cráneos móviles y una apertura amplia. Sanajeh, según los investigadores, poseía sólo algunas de las características de las actuales serpientes. Se sabe que era capaz de ingerir una presa de medio metro, dado que medía 3,5 metros, lo que indicaría que ese rasgo pudo ser una evolución para proveerse el mejor alimento. La buena preservación de los restos sugiere que, quizás, una fuerte tormenta tapó el nido, quedando como retrato para la posterioridad.


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